Documentado en el año 1039 cuando la vizcondesa Enguncia (de Osona-Cardona) lo nombra como aprisio. En 1086 el vizconde Ramón Folc lo deja la mitad al monasterio de Sant Pere de Casserres y la otra parte a su esposa. En el siglo XIV pasa a los Cardona. El primer castellano conocido fue Berenguer Sendred, después su hijo Arnau. En 1170 aparece el topónimo.