En el momento de la conquista cristiana, el conde Sunyer, hacia el 929, edificó un nuevo castillo sobre las ruinas romanas y también la iglesia de Sant Miquel. El lugar, que sufrió graves daños en las incursiones musulmanas del siglo X, perteneció durante el siglo siguiente a Mir Geribert, poderoso señor feudal deesta zona de contacto con el mundo árabe, que se tituló príncipe de Olèrdola.