Aunque la primera cita del castillo se produce en el XIII, se conoce que el rey Fernando I de Castilla mandó construir una fortaleza sobre un alcazar anterior. La primitiva fábrica del castillo provendría de finales del IX, cuando, durante el reinado de Alfonso III se produce la repoblación y fortificación de Zamora que había de ser un lugar de importancia excepcional por su situación estratégica sobre el Duero. Fernando I crearía la factura actual del edificio que, no obstante, sería restaurado en multitud de ocasiones a lo largo de los siglos. Tomado en 1282 por el Infante Don Juan y, no mucho después, por el infenta don Felipe, en 1326 se acometió una reconstrucción de la fortaleza. Enrique II asedia la ciudad en 1369 y lo mismo hará en el XV Fernando el Católico. Durante el XVIII se acometen obras que transformarán profundamente el castillo. Se abordan a raíz de convertir la plaza de Zamora en Capitanía de la frontera con Portugal. En el castillo se construye un almacén para la artillería que se ampliará y finalmente se derribará, construyéndose uno nuevo que ocupa los tres frentes del patio de armas.
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