Antes de ser construída, el lugar ya se utilizaba como punto de observación y vigilancia. En 1577 se consigna ya pagos por guardias hechas en tal sitio. Construida en 1715 para resguardar la embocadura de la bahía de Pollensa, cruzaba fuegos con la batería de Manresa. Consignada en la relación de 1769 se indica que tiene una guardia secreta puesta encima, dispuesta en barraca. En 1785 Miguel Cifre recibía 54 libras por todo el año de guardias. En 1794 se pone de relieve que sus fuegos cruzándose con los de la Batería de Manresa son de mucha utilidad, por ser rasantes y aunque en este momento está abandonada, en una emergencia puede utilizarse su habitación. El Ayuntamiento de Alcudia en 1820 hizo un repartimento de los individuos aptos para hacer guardias y si no se hicieran, debían pagarse ocho sueldos por cada una (D. Pedro Ventayol):
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