Recinto amurallado. Se conservan restos muy importantes de sus murallas, que desde su situación privilegiada, la convertían en una plaza prácticamente inexpugnable.
En el año 954, el conde Ermengol de Urgell cedió el castillo y villa de Llimiana al conde Ramon de Pallars, el cual a su vez, en el año 1055 los vendió a Armengol de Tost y esposa, València y éstos, en el año 1086 los cedieron a los condes Ramon IV y València, de Pallars Jussà. En el año 1200 era su Señor, Arnau de Llimiana.