Según Felipe de la Gándara en la atalaya cabrían 50 hombres y costó 10.000 ducados. El reducto fue construido en 1643 y en ese mismo año el militar portugués Pedro de Betthancourt lo atacó y arrasó desde la Torre de Lapela, según el Conde de Ericeira. Esta torre estaba tan cerca de la primera que los disparos de sus arcabuces llegaban hasta ella. Una vez tomada Salvaterra, la Junta de Guerra en una carta fechada el 29 de mayo de 1659, propone que se conserve esta atalaya de Porto para actuar de cabeza de puente con la torre de Lapela que había sido tomada por los gallegos junto con Monçâo. Posteriormente, en una carta de consulta del Consejo de Guerra de Su Majestad, fechada el 10 de noviembre de 1670, sobre fortificaciones de Galicia, se recomienda que se construya un centinela sobre lo que queda de la atalaya de Porto, ya que después de la firma del tratado de paz con los portugueses la Torre de Lapela había vuelto a poder de los vecinos lusos.
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