El resto de la población contaba también con una cerca amurallada, de mediados del siglo XIII, que todavía en época de Carlos V servía a la defensa y la que hoy sólo quedan restos en el callejón de la Huerta del Palacio.
Ya en época romana existe un núcleo poblacional de importancia en el entorno del castillo de Jódar, que adquiriría importancia en época musulmana. Las primeras noticias del momento relacionan el castillo con las revueltas muladíes de Umar ibn Hafsun, que junto a Bedmar y Cuadros sería sometido por el emir Abd Allah. Fernando III de Castilla y León conquista Jódar en 1231 y entrega la fortaleza a Sancho Martínez de la Torre, apellidado de Jódar a partir de ese momento. Recaerá más tarde en la familia Sotomayor, que lo venderá al condestable Dávalos. Los sucesos de 1422 y 1521 van a marcar notablemente la fisonomía del castillo. Al caer el condestable en desgracia, las tropas de Juan II sitian la población, que debe entregar a su alcalde Pero Díaz de Navarrete Argote en 1422. En 1485 la reina Isabel la Católica autoriza al nieto de éste, don Díaz Sánchez de Carvajal, a crear el mayorazgo de Jódar y Tobaruela (Linares), convertido en 1618 en marquesado. Más tarde recaería en la Casa de Frías. En 1521 en el contexto de los enfrentamientos entre Carvajales y Benavides, Alonso de la Cueva asalta el castillo y le prende fuego. En siglos posteriores es prácticamente abandonado.
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